Eran días aquellos generosos, cuando la casa tenía arreglos florales y ventanas anchas. La luz jugaba impalpable por los contornos de mi cama y parecía que el brillo de su imagen se condensaba en mi mano. Cómo olvidar esos verdes desbordando el jardín y esos violetas perfumando hasta mis palabras.
Hoy se cumplen cinco años de desgracia. Desde entonces los días se calcinan entre ellos; los cadáveres hinchan sus olores y mi garganta se desgarra.
No sé cuando podré sacar esta nube de mi zapato.
Sergio Astorga.
Karla Arroyo Calderón
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Karla Arroyo Calderón (Ciudad de México). Radica en Cuernavaca, Morelos.
Sus textos se han incluido en diversas antologías de editoriales y revistas
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