lunes, 28 de noviembre de 2011

Una paz


La paz como bien sabemos es una boca enorme y oscura, a veces, cuando el ambiente es muy seco, se olfatea un aliento acedo y nos duele la cabeza, no obstante, nos seduce y poco a poco nos acercamos a esa calma chicha y devastadora.
Los coleópteros, revolotean desafiantes pero infructuosamente.
Sergio Astorga
Tinta papel 20 x 30 cm.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Antes

Antes que la semilla triplique su presencia y los verdes virginales marquen tu terreno, voy a herrar la luz con un silencio de esmeralda.
Antes que el cedro y la caoba afinen su garganta, voy a dejarte un tamarindo de voz, un retoño glauco y la corteza de agua en tu memoria.
Sergio Astorga


Acurela/papel 20 x 30 cm.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Por el Duero


Mañana cristalina,
aurora del agua
suenan los ríos a tu paso.
 
Del Duero al Danubio
tus lunas se bañan.
 
Limonada nocturna,
el aire corona
tu sonrisa binaria.
 
Los números primos,
los números nones,
alcobas azules
al hombro de girasoles.
 
El porte de Porto
camina por Viena,
matemático espejo
de cielo garboso.
 
Un vals,
impio y sonoro
se fija en el muro.
Rumores de ciencia
trabajan el día.
 
Pasaran las horas
entre rojos castillos;
por pensativas tardes
sonaran campanas.
 
Aquí,
a la sombra del olmo,
ondas de luz para
tu cuerpo de agua.

Sergio Astorga.
Tinta china/papel 20 x 50 cm

viernes, 18 de noviembre de 2011

El dorso de la cáscara


En el tórax de la tarde, cuando las horas cuartas cuelgan en la pared. Los jugos gástricos se provocan unos a otros y los molares ya quieren rasgar el alfabeto de la fruta. La sopa sigue humeante emocionada. El aire es metafísico, casi comestible.
Una creatura de sabor crece debajo de la mesa y tú no llegas. 
No me preguntes porqué quise saber lo que había dentro de tu cáscara.   

Sergio Astorga
Acuarela/papel 50 x 70 cm.

jueves, 3 de noviembre de 2011

A todo gallo


Parecía que la mañana copetona estaba entretenida en despertarse. La ciudad avanzaba quebrada entre los automóviles. Con el estómago vacío la rutina de todos los días se apoltronaba en el sofá. Un chorro de luz penetró por la ventana, limpio las sombras, y se pudieron afianzar en la alacena los platos y tasas ordenados según los cánones de la prisa. Una media docena de recados permanecían atónitos pegados en el refrigerador. Sin hacer conclusiones obscenas, todo parecía normal hasta que comenzó a filtrarse, para después invadir todo el ambiente, un aleteo brusco, descomunal. Un anacrónico estruendo se cuajó en el aire.
Puntual, desde la recamara, el gallito despertador apareció en escena.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 .cm

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Día de Muertos

Dicen que la plusvalía,

otros que fue pleitesía,

lo cierto es que sus huesos

embargados los tenían.


Por andar de algarabía

se les rompió la alcancía.

Dicen que fue por abril

cuando perdieron perfil.


Yace aquí la blogería

con su sonrisa bruñida,

nos dicen que con la vida

no vale la economía.


Tristeza de ruiseñores

cantan las glorias y hazañas

de los blogueros ufanos.

No metieron ni las manos.


Beso frío el de la muerte,

antojo que no se lleva:

confundir la fruta sana

con la piel de la guadaña.


¡Ay flores de cempasúchil!

¡Veladoras encendidas!

De morado es el huipil

de la red entristecida.


Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 X 30 cm.