domingo, 30 de abril de 2017

Cordelia de los Santos


Cordelia de los Santos nunca perdió el sentido recto de las cosas, aprendido durante generaciones, aún cuando perdió la cabeza varias veces. Una de ellas fue cuando su hijo mayor -tenía tres, una niña de cabellos castaños y otro niño de ojos grandes- le pidió permiso para ponerse una argolla en la boca. Fúrica, le negó tres veces el pedido. Paciente, el hijo mayor espero a ella volviese del trabajo para mostrarle su valentía. Su hermana de cabellos castaños lucía una redonda y brillante argolla en el labio superior. Cordelia de los Santos al mirarla dijo: ¡Pero que hermosa está mi niña! El hijo mayor al reclamarle el porqué ella sí y él no, Cordelia de los Santos con la sencillez de la rutina utilizada para estos casos, le contestó: ella es mujer y nosotras estamos acostumbradas a las perforaciones y tú estás alterando los terrenos.
El niño de los ojos negros sólo registraba la lección y guardaba en el bolsillos trasero de su pantalón el dibujo que se quería tatuar en el cuello.

sábado, 29 de abril de 2017

Abrir y cerrar


Dar vuelta al mundo interior.
Fugaz como la machincuepa.
El Silencio que la letra lleva.
Dormir, despertar, perderse.
Volver a empezar y ser siempre extranjero.
No hay dedo que no siga la lectura.
Se toca.
No hay duelo.
El silencio es sabio.
De palabras se llena.


viernes, 28 de abril de 2017

El café y su circunstancia



En la esquina de siempre entre las avenidas Norte 41 y Zarazúa, la espera siempre es cóncava. Se pliega entre los pantalones, los tensa y corre un silencio como de alcoba. El ruido de las pisadas son las frases de la espera. Sólo él sabe que sus involuntarios movimientos son la lucha entre irse y quedarse. Suspenso, esa herida supura. Sólo entonces, cuando mira y ve llegar al rostro anónimo suspira y pregunta: ¿quieres tomar café conmigo?
Ella, sorprendida niega, se espanta, huye. Lentamente encera su lamento. Entra y pide un café express para deshojar su silencioso lugar en el espacio.
Así los días maduran, sin hablarse.

jueves, 27 de abril de 2017

Instalación I


La impronta de esta instalación se presenta en un estado altamente minimalista que contrasta con la exuberancia propia de la naturaleza. La estrecha relación con el concepto y el espectador nos confiere una absoluta interpretación, que tiene, en su descontextualización, la primicia de hallar lo encontrado. La incitación es evidente, la provocación física se transfiere al sutil encanto del quelonio que le da sentido a la mimetización de las flores en, en un entorno por demás citadino. Es intangible, sin lugar a dudas, la transposición de una realidad térmica con la finitud de los objetivos del arte tradicional.

Fotografía: por la cabeza del fotógrafo en Porto, Portugal.

miércoles, 26 de abril de 2017

Por sotavento


Hubo un pirata que vivía feliz entre el viento, la arena y la luna. La envidia que despertaba no tenía tregua y las habladurías encallaban en el arrecife que pacientemente construyó al rededor de su casa. Hasta que un día, una gota fresca de sudor lo inundó de recuerdos. Extendió la lengua hasta tocar la imagen del cuerpo que encontró por sotavento, un 26 de abril de 1924, año de la publicación del Proceso, de Kafka.

martes, 25 de abril de 2017

Entre planos


La superposición de planos se entretiene poniendo tejados en el horizonte. Sólo las verticales de torres y chimeneas crisman de movimiento la fuga   del vistazo. Existe una velocidad en la mirada desplazándose plano a plano, andando, boqueando, tratando de encontrar camino. El discurso se empalma, se orienta y busca referentes. Como un sueño recurrente, sólo los volúmenes son los actores que nunca improvisan. El cuerpo no gira, escondemos las manos para encontrar respuesta. La cordura se deforma como el tiempo de estas letras. El mismo texto sin huecos, sólo punto y seguido en este andar a tientas por Oporto. 

Fotografía: pelas ruas de Porto, Portugal.

lunes, 24 de abril de 2017

El Señor Garret


Que manía tiene tan extraña. Cuando pasa una palabra de su agrado, en cualquier momento interrumpe sus tareas, hasta las más importantes, para apañarla, y no es que fuera filólogo o literato, sólo era un apreciador de palabras que guarda en gavetas, él, es una gaveta. Están en desorden. Sólo las toma: las picantes, las regordetas, las vulgares, las emperifolladas, las folladoras, no hay sonoridad que no tenga su atención y codicia. Toda su casa inundada de peso, de vigor y todo su presente, lo sabe, pende de la memoria que poco a poco va perdiendo. Tal vez, en la luz perla de esta tarde, la fiebre de un abrazo pueda ayudarle a recuperar la palabra mujer que tanto gusta.

domingo, 23 de abril de 2017

Rebato


Hay una nota de color en tanto gris; al menos es un consuelo antes de se quiebre la vara.

viernes, 21 de abril de 2017

Inclinación tolerable


Sin lugar a dudas es una deformación profesional. Cuando mira una mujer de inmediato toma pluma y papel y la dibuja. Para consuelo de sus familiares no es sastre, ni forense o predicador.

jueves, 20 de abril de 2017

Estancia


A las tres y media de la tarde en el minuto diario, están en escena el señor del sombreo y el sol. El crujir de la estancia en ese juego animado del instante. Una claridad se obstina en el mundo que se pule, que se representa con actores anónimos de trapo, de papel o de carne. Fuera del tiempo, sentada, la retina, dura en edad, contempla la atmósfera, retiene el aliento y se diría que todo es sereno. Que el desvelo va y viene y es tan dulce encontrarse con una puesta en escena; esa constelación ardiente de una vida que se abraza desde el primero al último acto. A la orilla de la puerta, el río de la calle se queda mudo y en espasmo. Hay una huella celestial, un goce, cuando pensamos que todo fue un ángelus fallido. Todo fluye en el secreto. Por eso te lo digo.

miércoles, 19 de abril de 2017

Café helado


El día que sirvió el café frío, tuvo la sensación de traicionar el oficio. Sólo olvidó la taza sobre el mostrador. Llevarlo a la mesa del fondo le aterraba. Vestido con una camiseta del Che y unos pantalones de gabardina, estaba ese fulano al que tuvo que darle de bofetadas cuando intentó abusar de su prima. Habiendo tantos cafés en la ciudad, ¿porqué tuvo que venir a este? Un sudor le recorría la espalda. Él sabía que trabajaba en este café. No, no lo voy a llevar. Cundo el fulano de la camiseta del Che se levantó para ir al baño lo miró con una sonrisa triunfante.
Aprovechó ese momento y dejó la tasa sobre la mesa. A toda prisa entró en la cocina, tomó el cuchillo y comenzó a picar cebolla pausadamente.

martes, 18 de abril de 2017

Lavatorios


Las mudanzas se abren paso desde la soleada intimidad en la baranda, hasta la pudibunda rotación de un máquina solitaria. Lo único que se pide es no esconder las manos, al fin de cuentas el autoservicio es muy antiguo.

Fotografía: Miragaia, Porto, Portugal.

lunes, 17 de abril de 2017

Cantaleta


A fuerza de nadar por mares amalgamados de cuento, se apropió del canto de la sirena, que olvidada, yacía en su amargo pensamiento entre las rocas, y en esa helada forma de su cuerpo, nunca se dio cuenta que un pececillo azul cerúleo escuchaba su melodía de moral dolencia. Nutrido de cantos, el pececillo, como canario marino, asoló oídos, dejando lobreguez en puertos y collados. 
No te engañes si en la húmeda neblina escuchas el dardo de una música divina, porque no encontrarás ni cabellera ni torso ni pecho de mujer que te consuele.

viernes, 14 de abril de 2017

Bochorno


Todo apuntaba al goce extraño de encontrar la dirección. Caminamos cubiertos con el celaje de los recuerdos. La tienda de Doña Rosita, ya no estaba, ni el el taller eléctrico del Maestro Artemio, ni aquel candente departamento de masajes y galopes varios. Un relieve de memoria finge encontrar lo que ya no vive. Era inútil quedarse. Sólo el regazo de la arruga del retorcido presente nos subyuga. Un plomo en la frente y un fósforo enciende lo que nunca regresa. Todo apuntaba al camino de buenos pensamientos. Todo.

jueves, 13 de abril de 2017

En obras


Cubrir para restaurar es una de las viejas enseñanzas que todavía persiste a pesar de que impugnamos nuestro evidente deterioro.

Fotografía: por las ocultas calles de Porto, Portugal.

miércoles, 12 de abril de 2017

Mientras cruzamos


Pasando el río, dijeron, se encuentra la frontera. Duele cuando se recuerda. Resistieron. Se les veía manotear. Boquear. Bracear. Los altavoces, como trompetas de Jericó, desquiciaban. No importaban las plegarias, ni las suplicas, ni el miedo, ni el cansancio, sólo ese punto fofo del otro lado del río. Cuando cruzaron, ni una palabra entre ellos. Cada quien buscó sus pasos.

martes, 11 de abril de 2017

Asueto


Así andan las sombras en eterno vaivén puro de oscuro. Los balcones reciben, con las ventanas abiertas, esa ausencia de cuerpo, ese deambular por sus arterias. Las sombras de una ciudad acontecen con una celeridad propia de la fugaz luz de la tarde. Un gran juego de engaños y de hallazgos. El sol se vuelve boya suspendida en la pared reflejo, cuando algunos ojos merodean sin rumbo por las calles, en asueto.

Fotografía: pelas ruas do Porto, Portugal.

lunes, 10 de abril de 2017

Frente a frente


Cuando se quitó la máscara se sorprendió al descubrir las mismas debilidades. Tullido de espanto se tomó dos aspirinas hasta escuchar el opaco eco del yo.

domingo, 9 de abril de 2017

Flor y piedra



Aquí se escucha también a Netzahualcóyotl, la flor que también es canto sobre la piedra de las ciudad. Ojalá que nunca se marchite en la liviandad a la que hemos venido. 
Así es el plumaje de la ingravidez.

Fotografía: pelas ruas do Porto, Portugal

viernes, 7 de abril de 2017

Con fusas


Estridente fue el primer ataque de las blancas. Las cuerdas se tensaron y sólo el equilibrio del solista pudo controlar la desbandada de las corcheas. Las cinco líneas y cuatro espacios del pentagrama parecían vibrar sin ton ni son. Las notas graves caían doloridas y las altas buscaban lineas adicionales que les permitiera llegar al bambalinón. La clave de Sol, siempre en la segunda línea, pasaba a a la cuarta para pedir asilo a la llave de Fa. La clave de Do, dos tiempos atrás había huido de la primera linea a la butaca B16. Las redondas robaban corchetes para acelerar su existencia. Las blancas se hinchaban buscando una ligadura con las negras que, humilladas por las semicorcheas, acordaban la confusión. Ante tal caos las fusas fueron las victoriosas al ocupar toda la sonoridad. Un martilleo tan contundente que aún ahora al teclear estas líneas lo reproduzco.

jueves, 6 de abril de 2017

Cordero místico


Bajo la resolana, al sonar el último repique del paisaje, el afán de mirar furtivamente y exponer las pupilas al mundo, aunque sea en un sólo hemisferio, encuentro una
ventana ruinosa; en ella la escritura y dibujo de un puño santiguado muestra la imagen de un jocoso cordero místico. Un laico sentimiento se enternece y rememora los oleos y las hinchadas mentiras de los dignatarios. Una narcótica memoria gotea y se fatiga para rodar por las baldosas del regreso. Las ciudades exhalan sus viejos alientos y a mi sólo me queda disfrutar el catecismo solitario del paseo.

Fotografía: Alguna ventana en Porto, Portugal.

miércoles, 5 de abril de 2017

Lacrinoceronta

Por esta hora la siesta termina. Parsimoniosa levanta un ojo y mira a su alrededor. Es cegatona, así que mueve sus orejas para escuchar ese murmullo antediluviano que tanto la estimula. Sabe que tiene un olfato de privilegio por eso su soltería es gigantesca, como su apego a la hierba fresca. Ella es matutina y se conforma con su animalidad, no se cuestiona, se siente bella y fornida. A veces, al ver las gallinas con esas plumas tan amarillas, recula y se afirma. Le molesta que la comparen, ella no es fantástica, ni emblemática, odia en profundo a los unicornios y pegasos. Ella repasa su diccionario de hábitos, se frota en el tronco del árbol y del cuerno brilla su buen criterio.
Si visitas el zoológico, evita, cuando te acerques a su dominio, los perfumes intensos, no soporta los olores machos.

lunes, 3 de abril de 2017

La cerradura


Es un monóculo de espera. Jamás se ha visto frenesí en los ojos sin cabeza.
El triunfo del metal y el abandono se entrelazan en la puerta. El parto de óxido en la boca dura y un poco de orín en la pared. Llaves que fueron degolladas. No hay refugio ya para el llavero. Huele a pupila hinchada y a quejido. 
Hay algo de monóculo, no lo dudo, en toda cerradura. Ni el gran cerrajero Pedro, puede con todo esto.

sábado, 1 de abril de 2017

Abril


Un corazón verde agua palpita desvelado al borde de la mañana. Los pájaros pregonan tibios cantos en la cintura de abril. Hay motivos para atinar, no sé, las flores en el pelo o beber ese mezcal de ser vivo. Fermentemos los días que sabe bien que el corazón palpite, y echemos otra vez los dados a la suerte.